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jueves, 17 de enero de 2019

La historia de un trasplante de cara contada a lo largo de dos años


Un reportaje de National Geographic narra el largo proceso por el que la joven estadounidense Katie Stubblefield recibió un nuevo rostro



Katie Stubblefield antes y después de la operación CLEVELAND CLINIC


La estadounidense Katie Stubblefield se destrozó el rostro cuando tenía 18 años, en 2014, en un fallido intento de suicidio con un arma de fuego. Como cada vez más pacientes, la joven ha recibido un trasplante de cara que le dará una oportunidad de normalizar su vida. Parte del largo proceso ha sido documentado en un reportaje por la revista National Geographic que acompañó a la joven y a su familia durante cirugías y rehabilitaciones gracias al acceso privilegiado que le dio la Cleveland Clinic.


Stubblefield es la persona más joven sometida a un trasplante facial en Estados Unidos. Su trasplante es el cuadragésimo de los que existe constancia en el mundo, según la revista estadounidense. El primer trasplante total de cara fue realizado en 2010 en el hospital de la Vall d'Hebrón en Barcelona. 

El trasplante de cara de Stubblefield fue pagado por el Pentágono en un intento de mejorar el tratamiento a los militares estadounidenses heridos en combate con daños balísticos en el rostro. La joven estuvo esperando una nueva cara durante más de un año hasta que apareció un donante compatible. La operación fue realizada el 4 de mayo de 2017 gracias a la donación de Andrea Schneider, una mujer de 31 años que había fallecido recientemente.

La joven se intentó suicidar tras descubrir una infidelidad de su novio. Dolida, se metió en el cuarto de baño, apoyó la barbilla sobre el cañón de la escopeta de caza de su hermano Robert y apretó el gatillo. El disparo la dejó sin parte de la frente, la nariz, la boca (salvo las comisuras de los labios) y buena parte de los maxilares, los huesos que conforman las mandíbulas y la parte delantera de la cara. Los ojos seguían allí, pero desplazados y muy dañados. 

Ahora la joven tiene planes de llevar una vida lo más normal posible. Espera ir a la universidad y asesorar a adolescentes que intentan suicidarse. "Mucha gente me ha ayudado", le dijo a la revista con la esperanza de que su caso sirva para prevenir el suicidio. "Ahora quiero ayudar a otra gente".



Fuente: https://elpais.com

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